A quien le haya tocado en suerte ser del signo de Escorpio tiene como ángel protector a Barkiel. Cada ángel es poseedor de virtudes diferenciadas porque cada persona en el mundo es diferente y por ende requieren que su ángel protector pueda comprender el verdadero tono de sus naturalezas. Puesto que para Escorpio, el mundo es un lugar en el que se debe dejar todo, batallando hasta llegar a los límites, manteniéndose siempre incólume (por lo menos en apariencia), conteniendo las emociones y no manifestando dolor alguno; necesita de su ángel que él pueda limpiar o cubrir de pureza las energías negativas que discurren sin cauce, acechando y dañando.
Un ángel nacido para responder a las necesidades
Barkiel, el ángel de la transformación, puede en ocasiones realizar acciones que, para quienes no sepan comprender sus razones, pueden ser interpretadas como nocivas. Esto se refiere a que, para limpiar con lo negativo, tiene que cortarlo de raíz, provocando con este hecho extremo una remoción, una especie de perturbación de lo establecido, que puede hacer mucho daño a quien no sepa recibirlo con la mente preparada.
Escorpio, que a los ojos de todos es una persona indolente, curtida e insensible; en el secreto de su intimidad, necesita reposar al abrigo del suave cobijo de Barkiel, su ángel. Cuando se vea en la encrucijada de tener que decidir entre varias opciones, él guiará su mano para ayudarle a decidir con sabiduría. Barkiel no ralentizará el espíritu pujante de Escorpio, porque no puede ir en contra de la esencia de las personas; lo que sí hará es aclarar sus motivaciones y ablandarle cuando las obsesiones amenacen con perderle.
Cuando, en su afán de poderlo todo, Escorpio sienta que no tiene las fuerzas para continuar, que los proyectos le quedan grande y que, sin embargo, no puede contárselo a nadie porque no soportaría la debilidad de mostrarse indefenso ante el resto, Barkiel acudirá a él y escuchará lo que tenga que decirle con su dulce calor paterno. Escorpio podrá contarle cuanto quiera, todo aquello que no puede comentárselo a nadie más, con libertad y sin el temor de dejarse abatir por la debilidad, dejando que sea su ángel protector el encargado de consolarle.
Escorpio no ha de olvidar que en sus inacabables luchas por imponerse a los retos más extremos, el verdadero modo de alcanzar la satisfacción con aquello que se hace es conectando con la divinidad, haciendo compatibles los deseos propios con aquellos que los seres de luz quieren para su vida.
SI la persona de signo Escorpio no le olvida, Barkiel siempre estará ahí. Solo cuando en sus pensamientos, sus propios objetivos de gloria y poder se superpongan a la divinidad de su ángel, será él mismo quien se aparte de la luz del ser que vela por él. Entonces estará realmente solo, porque no podrá saciar su sed de recompensas por el esfuerzo desplegado; pero si siempre le tiene en mente y actúa conforme a los mensajes que de él recibe, podrá disfrutar del fruto de sus esfuerzos.